La tregua del recalentado (y el silencio de los cínicos)

Monterrey dormita hoy entre el vaho de los tamales y ese silencio sospechoso que solo se siente en los palacios de gobierno cuando no hay nadie a quien culpar. No se confundan: esta calma no es paz, es simple indigestión colectiva. Mientras la ciudad intenta digerir las promesas de Navidad y el pavo sobrante, el análisis político se encuentra en ese punto muerto donde la realidad parece una fotografía mal revelada: borrosa, estática y con un grano que estorba la vista.

Intenté sentarme frente al monitor con la intención de diseccionar la última ocurrencia del poder local, pero entre los regalos y la inercia de las fiestas, la pluma se puso digna. En Tinta Regia nos preciamos de una cosa: si el veneno no está bien concentrado, mejor guardamos el frasco para después. No tiene sentido tirar líneas por puro compromiso cuando el país entero tiene la mente en el «recalentado» y el espíritu en la vacación.

Así que, disfrutemos de esta tregua artificial. Nos leemos el próximo martes, ya con la mirada de quien no se cree los cuentos de hadas y con el análisis afilado para lo que nos depara el cierre de este 2025. Vengan preparados, porque después de tanta miel navideña, nos va a hacer falta un poco de acidez para equilibrar el sistema.

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